Permiso para Envejecer

Crítica de The Substance (Coralie Fargeat, 2024)

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El cuerpo de una mujer vieja, a diferencia del de un anciano, siempre se entiende como algo que ya no se puede mostrar, ofrecer ni descubrir. A lo sumo se lo tolera con atuendo. La gente aún se incomoda al pensar qué vería si se le cayera la máscara, si se quitara la ropa.
Así pues, el propósito de las mujeres, al vestirse, maquillarse, teñirse el cabello, someterse a una dieta intensiva o a cirugía plástica facial no es solo ser atractivas. Son modos de defenderse contra un profundo nivel de desagrado dirigido contra las mujeres y que puede llegar a convertirse en aversión.

Los dos cánones del envejecimiento (Susan Sontag, 1972)

Sos una y no podés escapar de vos misma

Luces, Cámara, y Gore

the substance - elisabeht (demi moore) limpiando su departamento

Las mujeres disponen de otra opción. Pueden aspirar a ser sabias, no solo agradables; a ser competentes, no solo serviciales; a ser fuertes, no solo elegantes; a ser ambiciosas para sí mismas, no solo en relación con los hombres y los hijos. Solo de ese modo podrán permitirse envejecer con naturalidad y sin vergüenza, protestando activamente y desobedeciendo las convenciones derivadas de los dos cánones sociales del envejecimiento. Las mujeres deberían permitir que sus rostros muestren la existencia vivida. Las mujeres deberían decir la verdad.

Los dos cánones del envejecimiento (Susan Sontag, 1972)

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