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Si buscan retratos de Maria Antonieta de Austria van a encontrar que en la mayoría se la ve en su condición de reina de Francia, de esposa del rey de Francia, y de madre de sus hijos. En el siglo XVIII los retratos de la nobleza y la realeza se hacían para mostrar el poder, la virtud, la belleza y la riqueza de los retratados, y siempre idealizando al modelo, pero ¿nadie se interesó por mostrarla simplemente como una mujer? ¿quién era Maria Antonieta? ¿cuáles eran sus pasatiempos?



Este es el punto de partida que tomó Sofia Coppola en Marie Antoinette (2006), la adaptación libre del libro Marie Antoinette: The Journey (Antonia Fraser), una biografía de María Antonieta de Austria.
¿Quién es esa chica?
Cuando Sofia ganó el Oscar a mejor guión original por Lost In Translation, fue como si le hubieran dado un pase libre para hacer lo que quisiera. Finalmente, una directora mujer era invitada a sentarse en la mesa de los chicos, y al mismo tiempo, se convertía en la primera persona a la que el gobierno francés le daba permiso para filmar en Versalles. ¡ Y qué bien! podemos agradecerle por habernos dado uno de los mejores detrás de escena.






Sofia siempre busca tener una fuerte conexión con los protagonistas de sus historias, y esta vez eligió hablar nuevamente sobre la búsqueda de la identidad, porque como le dijo a Antonia Fraser: Sé que podré expresar cómo una niña vive la grandeza de un palacio, la ropa, las fiestas, los rivales y, en definitiva, el hecho de tener que crecer.
La historia sigue la vida de Maria Antonieta (Kirsten Dunst) desde el momento en que debe abandonar el Palacio Imperial de Viena a los 14 años para casarse con el Delfín de Francia Luis XVI (Jason Schwartzman), y consolidar la alianza entre Francia y Austria, hasta su eventual caída del poder en vísperas de la Revolución Francesa.
Al igual que en The Virgin Suicides, Sofia vuelve a mostrarnos un personaje del que se espera que se adhiera a ciertos rasgos y comportamientos que terminan por consumir y erosionar su individualidad.
Esto, madame, es Versalles
María Antonieta se convierte desde su llegada a Versalles en una extraña a ojos de la corte francesa.
Esto hace que busque refugio en la moda, el juego, el lujo y la decadencia de una vida banal. La película busca mostrar la cotidianeidad de la protagonista y la soledad de ser una mujer en un mundo que sabe cómo usarla, pero no puede entenderla.
La película explora las aflicciones adolescentes, la aceptación, el desaliento, pero también es un retrato de la codicia, la opulencia y el derroche de la nobleza en la Francia prerrevolucionaria en forma de una íntima coming of age.
Sofia quería que la historia siempre fuera desde el punto de vista de Maria Antonieta, casi como si ella misma hubiera hecho la película, guiada por sus emociones, y placeres. Cuando Sofia le preguntó a Antonia Fraser: ¿Importa mucho si dejo de lado la parte política?, la historiadora respondió con sinceridad: A Maria Antonieta le hubiera encantado.



Algo que me gusta es que siempre se deja en claro que los protagonistas son adolescentes, con inquietudes e intereses propios de la edad, que no tienen la menor idea de cómo gobernar, de cuál era el contexto socioeconómico en Francia y que siguen ciegamente los consejos de sus asesores. Los niños se quedaron con la casa para ellos solos y no saben qué hacer con tanto poder.
Una adolescente que vivió rodeada de lujos, comodidades y privilegios, pero que fue obligada a renunciar a su vida para vivir confinada en una jaula de oro (en este sentido me hizo acordar a Diana de Gales en Spencer de Pablo Larraín).
Los Nuevos Románticos
En Marie Antoinette los primeros acordes de una guitarra eléctrica y los títulos en fucsia con un estilo punk rock definen el tono de la película.




Sofia tomó una decisión arriesgada, al jugar con el contraste entre lo antiguo y lo moderno, adoptando un punto de vista anacrónico, recontextualizando el pasado y usando el lenguaje de la cultura pop. Al principio la película no fue muy bien recibida, pero con el tiempo fue revalorizada y marcó un precedente para otras producciones como The Great (2020); y Persuasión (2022).


Fotografía de Guy Bourdin/Marie Antoinette, Sofia Coppola
La estética se inspiró en el estilo del siglo XVIII de los New Romantics, en lugar de hacer una versión históricamente rigurosa y al pie de la letra.


Barry Lyndon, Stanley Kubrick/Marie Antoinette, Sofia Coppola


Jacques-Louis David – Marie Antoinette, Sofia Coppola
Este estilo posmoderno trasciende la barrera del tiempo, y funciona como una línea directa de acceso emocional a la humanidad de los personajes, logrando una historia más vibrante y relevante para nuestro siglo.
El vestuario estuvo a cargo de la diseñadora Milena Canonero, quien anteriormente había trabajado como vestuarista en películas como Barry Lyndon, The Godfather III, The Shining, y The Clockwork Orange, entre otras.
El resultado es una película de época que se siente viva y que acorta la distancia entre los personajes y la audiencia, porque es en esencia la historia de una adolescente que falló en entender sus responsabilidades adultas.
En la vida real vs. en Instagram
Volviendo al tema de los retratos, Maria Antonieta estaba cansada de que su estatus opacara su personalidad, así que un día decidió compartir una imagen más sobria y natural de sí misma, con un retrato más espontáneo y acorde al espíritu de sus 18 años.
En 1783, la reina de Francia encargó a su artista de confianza, Élisabeth Vigée Le Brun, un nuevo retrato, conocido como: María Antonieta con vestido de muselina.


El resultado fue una interpretación más relajada y «ordinaria» de la reina francesa.
Como se imaginarán, este cuadro no fue bien recibido por la corte y provocó una gran polémica, ya que la reina fue retratada con un vestido demasiado informal, concebido originalmente para usarlo en la privacidad del palacio.
Se la acusó de indecencia, y de mostrarse literalmente en ropa interior.
En un intento de apaciguar el escándalo, Vigée Le Brun pintó, unos meses después, el famoso Retrato de María Antonieta (1783), una versión más socialmente aceptada de la reina, pero manteniéndose fiel al deseo de ser vista como una mujer en lugar de una soberana.
Quizás las monarquías fueron un error.
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